La familia está diseñada para (y llamada a) ser un núcleo en donde se permite y se estimula el crecimiento integral de todos sus miembros y no meramente el de los hijos. Este crecimiento integral implica la satisfacción de las necesidades de procreación y sexuales (Gn. 1:27–28), afectivas (Ef. 6:1–4), intelectuales (Lc. 2:52), materiales (Lc. 2:6–7), espirituales (Lc. 2:52), relacionales (Lc. 2:21–38; 2:52), etc. Es decir, vemos a la familia cumpliendo las funciones básicas de reproducción, nutrición,
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